¿Para qué sirven las calificaciones o los ratings ESG? Hace una década solo un puñado de inversores los entendía y usaba. Hoy en día, inversores, empresas, medios de comunicación y público en general esperan que esos ratings ayuden a responder innumerables preguntas, desde si una empresa tiene políticas responsables con el clima o cuida la diversidad de sus profesionales, hasta cómo concuerda su perfil de riesgo en su estrategia de inversión. Con todo, una calificación ESG sigue siendo lo que siempre fue: una lente para mirar dimensiones específicas entre las muchas características de esas tres materias que pueden importar a los diferentes grupos de interés.
Tanto la regulación como la sensibilidad del mercado podrían fomentar códigos de conducta para construir calificaciones multidisciplinares, dejando en claro qué seleccionan y por qué. En los próximos años, es probable que veamos a estas calificaciones recuperar su propósito inicial de mejorar el proceso de inversión e integrarse en un ecosistema más amplio.
La importante variedad de preguntas planteadas por los distintos grupos de interés sin duda seguirá creciendo. Ninguna puntuación o calificación puede responder un abanico de preguntas tan amplio; al menos no en su totalidad[1]. Una calificación como la suministrada por MSCI proporciona solo una lente de relevancia financiera que puede hacer zoom sobre cuestiones de resiliencia empresarial, seleccionando y sopesando solo un subconjunto de factores de entre todos los posibles. Eso implica que responder a otras preguntas requerirá el uso de otras lentes.
Para medir el progreso de una empresa hacia las cero emisiones netas de carbono será necesario utilizar una lente climática. Si las preguntas giran en torno a la diversidad e igualdad de los profesionales, hará falta otra de capital humano. Si lo que se quiere medir es el impacto de una empresa en sus ecosistemas, un enfoque biodiverso teñido de verde sería la opción idónea.
Para muchos inversores institucionales esto no supone nada nuevo. Emplear diferentes datos y sistemas de puntuación para alcanzar distintos objetivos ha sido durante mucho tiempo parte de su rutina. Si estos inversores quieren construir una cartera centrada en el riesgo climático, utilizarán métricas climáticas diseñadas para capturar esas características específicas. El resto de datos, como la diversidad del Consejo de Administración, la seguridad y calidad de los productos, o los detalles sobre gestión de desechos, serán simplemente irrelevantes para este objetivo.
Si solo tienes un martillo, todo te parecerá un clavo
Para buena parte del mercado, los estándares emergentes de etiquetado o las iniciativas de transparencia de fondos de inversión están estrechando la conexión entre cuestiones ESG en distintos ámbitos y la información necesaria para responderlas. Los datos que responden preguntas sobre implicaciones de «daños sociales» serán diferentes de los que contesten cuestiones sobre el compromiso de una empresa de no elevar más de 1,5 grados centígrados el calentamiento global sobre el periodo preindustrial de referencia. Ya sea para participaciones individuales en el ámbito del emisor o de los fondos, las calificaciones posibles solo podrán responder algunas de estas preguntas.
A medida que los reguladores y los organismos normativos fijan su mirada en las calificaciones, cabe esperar la adopción de mejores prácticas que detallen el objetivo de cada una, sus fuentes de datos y metodologías. Esta transparencia podría liberar las calificaciones de expectativas poco realistas. No se trata de representar una medida de la «bondad» corporativa o un barómetro sobre un tema en particular , sino concentrarse en aquello que mejor saben hacer.
Así, según las calificaciones evolucionen hacia enfoques cada vez más nítidos, los inversores pueden llegar a encontrarlas indispensables para comprender la resiliencia financiera. Para otras preguntas, tan solo habrá llegado la hora de buscar una lente diferente.
Artículo de opinión desarrollado a partir de informe realizado por Linda Eling Lee, Global Head of ESG Research, y Meggin Thwing Eastman, Editorial Director for ESG & Climate Research, de MSCI.
2022 ESG Trends to Watch – MSCI
[1] Lee, Linda-Eling. “What Does ESG Investing Really Mean? Implications for Investors of Separating Financial Materiality and Social Objectives.” Wharton Pension Research Council Working Paper No. 2021-18, September 2021. Available at SSRN: https://ssrn.com/abstract=3936023 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.3936023
Juan Carlos Calderón Head of EMEA ESG and Climate Consultants en MSCI

