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Además de ser uno de sus gags más recordados, el “baja la Bolsa, sube el pescado” de Tip y Coll se ha convertido en una especie de maldición inexorable. Viene a decir que cuando la inflación se dispara, las cotizadas se desploman y no hay nada más que hacer. Si acaso, meter la cabeza debajo del ala y esperar a que escampe. Frente a tanto fatalismo, la comunicación suele (y puede) ser el mejor remedio. Comunicar dónde está el problema, cómo se afronta y en qué puede reforzar una estrategia corporativa siempre sale a cuenta.
Los vaivenes del mercado suelen ser temporales, a veces incluso cíclicos, y las buenas empresas suelen mantenerse y recuperarse con el paso del tiempo, incluso a pesar de sufrir varapalos en su cotización en determinados momentos.
Tal y como apuntaba Benjamin Graham, «Mister Market es un esquizofrénico en el corto plazo, pero recupera su cordura en el largo plazo”, y al padre del value investing no le faltaba razón. Posiblemente la mejor inversión sea aquella que tiene el foco puesto en el largo plazo y en la comprensión y el entendimiento de los fundamentales de aquellas compañías en las que se invierte y de las que se convierte uno en copropietario a través de dicha inversión.
La estrategia que las compañías deben trabajar para estar bien posicionadas en este contexto pasa, obviamente, por contar con un modelo de negocio sólido, resiliente, dinámico y consistente, pero también por la manera que tengamos de presentarlo a la comunidad inversora. El planteamiento estratégico de comunicación a seguir, basado en la propuesta de valor de la compañía o equity story, deberá estar apalancado principalmente en 3 ejes:
- Negocio: esencialmente una empresa es lo que hace. Es imprescindible dar a conocer nuestro modelo de negocio y explicar, detalladamente, por qué nuestro producto o servicio ofrece ventajas a nuestros clientes y al ecosistema social que la hacen relevante y necesaria.
- Management: una empresa es lo que hace, y también quién lo hace. Y especialmente importante, sobre todo para la comunidad inversora, es saber quién la dirige. Es fundamental que los mercados conozcan la visión de la dirección, la estrategia a implementar por parte de la compañía y el propósito final que buscará alcanzar desde su área de actividad.
- Fundamentales: la fiabilidad de nuestro modelo de negocio no deberá venir exclusivamente de nuestra capacidad por cumplir con los objetivos comerciales marcados. De puertas para adentro, la compañía debe contar con un balance impecable, que además será uno de los mensajes fuerza en la narrativa corporativa.
La estrategia de comunicación que las compañías desarrollen a día de hoy, son el reflejo futuro de cómo sus stakeholders las percibirán en el futuro, y la activación de los canales y mensajes adecuados en la implementación de dicha estrategia, una cuestión crítica.
Deambular por la cuerda floja
Y es precisamente en uno de esos momentos de incertidumbre y desconfianza en los mercados en el que nos encontramos actualmente. Según datos de Refinitiv, a día 20 de octubre de 2022 el principal índice de la bolsa española, el Ibex 35, cotiza a 7.619 puntos, una bajada del -13,04% en lo que va de año (o Year to date – YTD). A modo de referencia, el S&P500 se anota una cotización YTD de 3.695 puntos, un -22,96%; el Nasdaq de 10.680, un -32,54% YTD y el Euro Stoxx 50 cotiza a 3.468 puntos, un -19,94%.
No es de extrañar teniendo en cuenta toda la incertidumbre y volatilidad que, casi ya acostumbrados, estamos teniendo que vivir y experimentar los últimos años: pandemia, guerra en Ucrania, precios de la energía, etcétera, unido a un escenario de incremento en los tipos de interés que no se había vivido en la última década.
En lo referente a las compañías que componen dicho índice, el descuento al que cotizan respecto al del precio de consenso de los analistas de bolsa que las cubren habitualmente es, en promedio, del 26%.
Actualmente, todas las compañías del Ibex 35 cotizan con descuento (salvo la opada Siemens Gamesa y Naturgy), y con protagonistas destacados como el Santander (-33%), Cellnex (-47%), Grifols (-59%), Arcelor Mittal (-44%) o Laboratorios Rovi (-41%), por poner algunos ejemplos.
Todos los grandes sectores representados en el Ibex 35 están viviendo una situación similar:
Promedio de descuento del Ibex 35 ¹ | -26% |
Sectores | |
Banca | -22% |
Energéticas | -15% |
Industria y Construcción | -29% |
Farma | -45% |
Ocio y turismo | -27% |
Tecnológicas | -34% |
En una situación como la que nos encontramos, ¿qué deberían hacer estas “buenas compañías” para pasar el bache? ¿Cómo deberían enfocar sus estrategias de posicionamiento a medio y largo plazo?
La respuesta está clara: es el momento de olvidarse de la cotización diaria para centrarse en trasladar nuestra propuesta de valor actual sobre todo a futuro. Una vez cambie el paso del mercado y los inversores vuelvan al ruedo ávidos de oportunidades y rentabilidad, con las carteras llenas y el mandato de sus clientes para mover y engrandecer sus patrimonios, sus ojos se dirigirán hacia aquellas opciones mejor posicionadas.
En un mundo globalizado y totalmente democratizado en términos de acceso a contenidos, donde la línea que diferencia las fuentes de información oficiales de las oficiosas es cada día más difusa, aquellas organizaciones que quieran llegar a sus inversores, accionistas y públicos objetivos clave necesitarán contar con un visión estratégica clara y definida, de la mano de los mejores expertos en el desarrollo del posicionamiento reputacional ante los mercados.
Volviendo a las referencias al value investing, en palabras de uno de los grandes gestores españoles, Francisco García Paramés, «la inversión es un negocio a largo plazo donde la paciencia marca la rentabilidad».
Si la inversión, al igual que la gestión, debería centrarse en el largo plazo, la visión estratégica reputacional y el posicionamiento de las compañías también. Y ahora, justo ahora, es el momento de ser valientes, apretar los dientes, y trabajar con la vista en nuestro reconocimiento futuro.