-
TemáticasEconomíaSostenibilidad ESGTalentoReputaciónRiesgos
-
PaísesGlobal
La amplia y compleja evolución normativa en materia ESG está obligando a las empresas, grandes y pequeñas, cotizadas y no cotizadas, a desarrollar una nueva visión y práctica del papel de la sostenibilidad en sus resultados.
Pero, ¿a qué llamamos ESG? Son los factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo que forman parte del modelo de negocio, y en los que se fijan inversores, compradores, talento en busca de nuevos proyectos, socios comerciales y sociales, en definitiva, los grupos de interés, para tomar sus decisiones respecto a la empresa. Actualmente ya no son solo un factor reputacional o de responsabilidad social, sino sobre todo de cumplimiento normativo, de diferenciación y posicionamiento en el mercado y la sociedad.
La nueva Directiva Europea sobre información de sostenibilidad corporativa (CSRD) y los Estándares para la preparación de informes de sostenibilidad (ESRS), han entrado en vigor en 2024 para las grandes compañías, y en 2025 empezarán a hacerlo de manera progresiva para muchas otras empresas, impulsando en todas acciones específicas. Las demandas de información sobre sostenibilidad se concentrarán allí donde se espera que las compañías actúen: las estrategias, cadena de suministro y cambio climático.
En este contexto, el gran reto de cumplimiento normativo, el propio proceso de evolución y revisión del legislador, la falta de conocimiento y de recursos para asumir nuevos costes y procesos por las empresas, están haciendo difícil detectar las oportunidades de una gestión ESG eficaz. Por eso es importante enfocar la ESG como una nueva forma de hacer crecer el negocio, y de prevenir los riesgos que derivan de los asuntos de sostenibilidad.
Estas y otras cuestiones se recogen en el documento “Las empresas no cotizadas frente a los retos de la sostenibilidad”, publicado por el área de consultoría ESG de LLYC, en el que quisimos comprobar la evolución frente al análisis realizado hace solo un año y medio, en septiembre de 2022.
Representantes de compañías de sectores y naturalezas diversas, referentes en su sector como Ahorramas, COVAP, Ecoembes, Multiópticas, Nauterra o Rebold, entre otras, respondieron generosamente a nuestra invitación a un desayuno de trabajo el 30 de enero, en el que pudimos debatir y acercarnos a comprender sus desafíos.
Estas visiones y otras muchas aportaciones quedan sintetizadas en cuatro grandes ámbitos prioritarios, que recogen otros muchos retos tales como: el “tsunami normativo”, la necesidad de colaboración, la aplicación de herramientas como la debida diligencia, la relación con las finanzas, la escasez de perfiles, la escucha de las partes interesadas, la fijación de objetivos realistas, la obtención de datos, el greenwashing o el papel de la inteligencia artificial, entre otros .
Esos cuatro ámbitos son:
1. ¿Cómo se enfocan los retos ESG desde el Consejo?
2. La imperiosa necesidad del rigor en los datos
3. Entender las cadenas de suministro
4. El valor de una comunicación sobre sostenibilidad, amplia y rigurosa
Se trata de asuntos transversales que se siguen mencionando por expertos y fuentes consultadas también en 2024, pero el desafío global ha tomado una nueva dimensión, en la que toca redefinir las estrategias para abordarlos, y adecuarlas a la velocidad de cada uno, a los tiempos de sus ambiciones. Como se comentó en el debate con las empresas, “tenemos un elefante en la habitación” y ya no podemos rodearlo más para pasar de largo: “hay que comerlo en trocitos pequeños”.
LLYC cuenta con una sólida experiencia en el asesoramiento a compañías en proyectos de carácter técnico como los análisis de doble materialidad, la escucha y relación con grupos de interés, el reporte de información no financiera, la gestión de ratings ESG, y el diagnóstico y plan de acción ESG, y el posicionamiento y la comunicación ESG.
¿Hablamos?