La polarización política en las elecciones de Estados Unidos

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14 Nov 2024

La temporada electoral de 2024 en Estados Unidos ha puesto en evidencia las crecientes divisiones ideológicas de una de las democracias modernas más importantes del mundo. Si bien la polarización no es ninguna novedad en la política estadounidense, el Centro de Investigaciones Pew ha documentado un aumento significativo en el conflicto entre los partidos desde 1994.

La actual división política ha escalado hasta convertirse en una fuerza que amenaza con erosionar el tejido social. De igual manera, la brecha entre los dos principales partidos políticos ha superado los desacuerdos sobre políticas y evolucionó hasta convertirse en un choque existencial sobre la identidad estadounidense y los límites de la responsabilidad del gobierno. Este quiebre es especialmente evidente en el discurso en torno a tres temas clave para los votantes: la economía, la salud de las mujeres y la inmigración.
 

LA ECONOMÍA

 
Las preocupaciones económicas siempre juegan un papel central en los años electorales, y 2024 no ha sido la excepción. A raíz del pico inflacionario de 2022, el 81% de los votantes registrados señaló la economía como el factor más importante al votar. Sin embargo, la polarización política en torno a los temas económicos subraya un conflicto filosófico más profundo sobre cómo el país percibe la responsabilidad individual frente a la colectiva.

La agenda económica de Donald Trump se ha centrado en aumentar los aranceles hasta un 20% sobre las importaciones, llegando hasta un 60% para las provenientes de China, además de recortes de impuestos generalizados y la desregulación en varios sectores. Estas medidas reflejan su visión de un gobierno con una responsabilidad limitada, lo cual resuena con los votantes cuyas principales preocupaciones sobre la inflación y la seguridad laboral están ligadas a un escepticismo hacia la intervención estatal en el mercado y la creencia de que la vía hacia la prosperidad económica de Estados Unidos se logrará mejor mediante la desregulación gubernamental.

Por otro lado, Kamala Harris describió su perspectiva económica como una “economía de oportunidades”. Presentó políticas orientadas a fortalecer el Seguro Social y Medicare, aumentar el salario mínimo e invertir en infraestructura social. Dichas políticas aspiraban a brindar igualdad de oportunidades para que los ciudadanos desarrollen su potencial. Este enfoque de “oportunidades” en la política económica suele atraer a votantes que consideran que el apoyo gubernamental es necesario para corregir las desigualdades sistémicas y los excesos del capitalismo.

Este enfoque también podría haberse traducido en un crecimiento económico sustancial, como lo ha demostrado recientemente la población latina en EE.UU. De hecho, el informe inaugural de Bank of America sobre el PIB de la población latina en Estados Unidos reveló que los latinos contribuyeron con 1.3 billones de dólares al PIB en 2021. La agenda de Harris pretendía tener un impacto directo en esta población, donde un mayor apoyo podría haber hecho que esta cifra creciera aún más.
 

SALUD DE LA MUJER

 
La división ideológica con respecto al papel que debe desempeñar el gobierno también se refleja en el tema de la salud de las mujeres, particularmente tras la decisión de la Corte Suprema de 2022 de revocar Roe v. Wade, un punto de inflexión clave en el clima político del país. El veredicto reavivó los debates sobre los derechos reproductivos y trazó líneas políticas marcadas en torno a la regulación estatal de la moralidad personal y la autonomía corporal, especialmente considerando que cuatro de los cinco jueces que votaron para revocar la decisión son hombres, quienes, se dijo, no enfrentarán las consecuencias de estas políticas.

Cuando a una mujer se le niega el acceso a servicios de salud y anticonceptivos, no es solo una postura política, sino un ataque directo a su capacidad para participar plenamente en la sociedad, trazar su propio futuro y tener igualdad de condiciones con sus pares masculinos. Restringir el acceso al aborto y a la atención de salud reproductiva puede llevar a un aumento en el número de mujeres que abandonan la fuerza laboral, lo que podría costarle a EE.UU. billones de dólares en PIB.

A pesar de que más del 62% de la población estadounidense está en desacuerdo con la revocación de Roe v. Wade, las diferencias partidistas se han agudizado significativamente desde que se tomó la decisión. Con 80% de los votantes demócratas en contra y 70% de los republicanos a favor, estas creencias opuestas —moldeadas por diferentes valores religiosos y opiniones sobre la interferencia del gobierno en las decisiones personales— han influido enormemente en las elecciones de 2024 y en el futuro de la salud de las mujeres en EE.UU.

A pesar de los mensajes contradictorios sobre el aborto, la administración de Trump podría promover políticas que restrinjan aún más el acceso a la atención de salud reproductiva, desmantelando potencialmente las protecciones federales y recortando los fondos para los programas de salud estatales. Por el contrario, una administración de Harris probablemente habría ampliado estos servicios, enmarcando los derechos reproductivos como un derecho humano básico y un componente clave de la justicia social. Esta divergencia refleja no solo un choque fundamental sobre los valores que guían a la sociedad estadounidense, sino también las tensiones persistentes sobre el papel del gobierno en las decisiones personales y públicas.
 

INMIGRACIÓN

 
Con respecto a las políticas de inmigración, la polarización trasciende las opiniones sobre la interferencia estatal para abordar preocupaciones más amplias sobre el cambio demográfico y la identidad nacional. Desde la primera campaña presidencial de Trump en 2016, la inmigración se ha enmarcado narrativamente como una “amenaza para el espíritu estadounidense”.

Los controles fronterizos más estrictos y las limitadas vías para obtener la ciudadanía se han promovido como la única solución para proteger los recursos públicos de la nación. Si bien esta perspectiva a menudo se enmarca como una forma de proteger los empleos, se vuelve una fuerza polarizante cuando refleja un temor subyacente a perder la “identidad estadounidense”.

En contraste, la campaña de Harris presentó la inmigración como un contribuyente vital a la innovación económica y cultural del país. En particular, Harris ha hecho énfasis en los beneficios económicos que aportan los inmigrantes latinos, una población que crea dos veces más nuevas empresas de los ciudadanos nacidos en EE.UU. y que inyecta 800 mil millones de dólares adicionales a la economía cada año.

Esto es especialmente relevante en este momento, ya que la reciente problemática política en Venezuela probablemente provocará otra ola de inmigración. En la última década, el número de inmigrantes venezolanos que han residido cinco años o menos en EE.UU. aumentó de 40,000 en 2010 a 215,000 en 2021. Esta es una cifra significativa, ya que los inmigrantes venezolanos son los más propensos entre los grupos latinos a tener un título universitario, lo que les posiciona para hacer importantes contribuciones económicas al llegar. Para los votantes demócratas, apoyar esta afluencia de talento se alinea con un estímulo económico mejorado y una reafirmación del compromiso histórico de Estados Unidos con la diversidad y la inclusión.
 

IMPLICACIONES

 
Una vez dirimidos los resultados de las elecciones de 2024, las implicaciones de la polarización política, como se demuestra en estos tres temas clave para los votantes, van mucho más allá del conteo electoral final. Estas diferencias sobre la gobernanza y la identidad nacional están cambiando la forma en que los estadounidenses ven a sus vecinos, sus instituciones y la legitimidad del proceso democrático.

Como comentó la politóloga Lynn Vavreck, el votante estadounidense promedio se ha “calcificado”; la polarización no solo está causando una división básica, sino que está encapsulando a los individuos dentro de sus propios espacios ideológicos. En última instancia, esto significa que las elecciones de 2024 han sido menos sobre persuadir a los votantes indecisos y más sobre movilizar a una base atrincherada, lo que aumentaba las apuestas para ambos partidos.

Yndira Marín
Yndira Marín
Chief Operating Officer de LLYC en Estados Unidos

Graduada en Periodismo por la Medill School of Journalism de la Universidad Northwestern, también ha cursado formación ejecutiva en la ESIC Business & Marketing School de Madrid. Con más de 17 años de experiencia en consultorías de comunicación multinacionales, ha trabajado en Miami y Washington D.C., gestionando estrategias de relaciones públicas y asuntos públicos para clientes en sectores como tecnología, aerolíneas y organizaciones internacionales. En LLYC, es la responsable de desarrollar y ejecutar la estrategia de nuevos negocios en el mercado estadounidense, así como de liderar la integración de las adquisiciones locales de la firma. [EE. UU.]