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TemáticasReputaciónSostenibilidad ESGDiversidad, equidad e inclusión
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SectorLifestyleOtros
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PaísesEstados Unidos
Las políticas de diversidad tienen una larga historia en Estados Unidos. Se remontan, por lo menos, a los años sesenta del siglo pasado, cuando el término “acción afirmativa” se volvió común para defender los derechos laborales o educativos de las minorías étnicas. Aunque fueron cobrando impulso, esas políticas siempre resultaron controvertidas, y durante décadas fueron materia de fuertes disputas políticas entre sus partidarios y sus detractores. A partir de la presidencia de Barack Obama, sin embargo, esta clase de políticas, que no han dejado de transformarse y en los últimos tiempos se han descrito con el acrónimo DEI (diversidad, equidad e inclusión), experimentaron un enorme auge y numerosas organizaciones las adoptaron como propias y las incluyeron entre sus valores y en su comunicación.
La polarización en torno a este marco, con todo, parece más evidente gracias al efecto que, en este mismo periodo de tiempo, ha tenido la conversación digital en el ámbito de la esfera pública. Y puede advertirse que ha tenido ya un impacto en las decisiones de muchas organizaciones. A lo largo de 2024, por ejemplo, The New York Times ha dedicado una notable atención al marco DEI. El relato principal de su cobertura ha sido que este marco se encuentra cada vez más cuestionado. Ante un rechazo que parece aumentar de volumen, y varios casos de judicialización, muchos líderes corporativos, decía en enero el periódico, están implantando versiones más suaves de los planes o haciendo menos hincapié en ellos. En algunos casos, decía en sus páginas de negocios, muchas empresas siguen con las prácticas, pero simplemente han dejado de llamarlas DEI y le han dado un nombre más neutro, por ejemplo “cultura”. Este verano, The New York Times también publicó que la Universidad de Harvard y el MIT, dos de las principales instituciones educativas del país, dejarían de exigir a los nuevos profesores que afirmaran de manera explícita su compromiso con la diversidad. “¿Es esto el fin de las declaraciones DEI obligatorias?”, se preguntaba el periódico.
Las políticas DEI experimentaron un enorme auge y numerosas organizaciones las adoptaron como propias y las incluyeron entre sus valores y en su comunicación.
Por supuesto, muchas empresas e instituciones educativas siguen operando bajo el marco DEI, llamándolo por su nombre y mostrando de manera orgullosa su compromiso. Pero el revuelo por estas noticias, publicadas además en un periódico que en la última década ha hecho patente su adhesión a la diversidad, llamó la atención. ¿Corre peligro la supervivencia generalizada de esa apuesta que han hecho tantas organizaciones y personas? ¿Realmente es tan fuerte la controversia que la rodea?
QUÉ DICE LA CONVERSACIÓN DIGITAL
La escucha y el análisis de la conversación digital es uno de los procesos que mejor capta las dinámicas de la opinión pública y la manera en que circulan las ideas en la sociedad. LLYC ha desarrollado tecnología propia, basada en el big data y la inteligencia artificial, que permite procesar la conversación sobre un tema concreto, conocer sus tendencias y valorar su volumen. Y ha utilizado esa herramienta para intentar responder a esas preguntas.
En 2023, el último año completo del que se tienen resultados, se emitieron en Estados Unidos veinte millones de mensajes vinculados al marco DEI. Para hacernos una idea, esto es seis veces más mensajes que sobre uno de los temas más polémicos y polarizados de Estados Unidos, el control de armas. Y esto se ha producido en un año en el que el discurso del odio ha crecido un 35%. Ha aumentado en territorios de conversación que son tradicionalmente progresistas, como la igualdad, la diversidad o el medioambiente. En el caso de este último territorio, el discurso del odio ha crecido más de un 65% en un año.
Si se baja más al detalle en la escucha de la conversación digital, los resultados evidencian el grado de polarización que han generado las políticas DEI en los últimos tiempos. El 37% de la conversación sobre la diversidad en Estados Unidos está muy polarizada. Por polos, el conservador (21%) acusa a las políticas DEI de pervertir la educación y acusa a drags y trans de difundir, supuestamente, contenido pornográfico en centros educativos. Por lo que respecta al polo progresista (16%), este acusa a un sector homófobo de agredir y atentar físicamente contra individuos por su orientación sexual.
EL IMPACTO EN LA EMPRESA
Esta conversación digital polarizada, y muchas veces agresiva, acerca del marco DEI explica, al menos en parte, las decisiones de las empresas y otras organizaciones que deben navegar un momento particularmente difícil y tratar de cumplir su propósito y preservar su reputación en él. Empiezan a existir ya casos de estudio importantes sobre la manera en que grandes empresas como Walmart o Disney han sabido hacer transiciones graduales para adaptarse al entorno, como explicará un próximo informe de LLYC. Pero también se han producido algunos fracasos sonoros.
La polarización estructura nuestro espacio público. Las organizaciones deben ser conscientes de los riesgos asociados a ello, singularmente en el caso de los principios DEI.
La polarización en esta cuestión, en todo caso, está aquí para quedarse. Como lo hará en muchos otros asuntos que impactan en la actividad de todas las empresas. Como decía The Hidden Drug, un trabajo de LLYC en el que se analizó la conversación digital de doce países acerca de temas controvertidos, la polarización ha “pasado a estructurar todo nuestro espacio público”. Las organizaciones, pues, deben ser conscientes de los riesgos asociados a ello. Singularmente en el caso de los principios DEI, que muchas han incorporado como un rasgo de identidad y una cuestión de justicia básica.
Lidera las operaciones de la firma y las estrategias integradas de relaciones con inversores, relaciones públicas y marketing. Con casi veinte años de experiencia, ha asesorado en temas como fusiones y adquisiciones, sostenibilidad y compromiso de accionistas. Anteriormente, fue vicepresidente de Comercialización en Amedica Corporation y lideró las relaciones con inversores en Ancestry. Mike es miembro de YPO y NIRI, y fue reconocido como uno de los mejores profesionales de relaciones con inversores menores de cuarenta años. [US]
Considerada una de las mujeres más influyentes en España según listas de Forbes y Yo Dona. Fue reconocida como ‘Mujer del Año en Comunicación y Servicios Corporativos’ por Stevie Awards for Women in Business y, dos años consecutivos, como una de las 50 mujeres de negocios más influyentes en América Latina. También es parte del Instituto de Consejeros-Administradores (ICA), de la Young Presidents Organization (YPO) y de la Asociación Española de Ejecutivas y Consejeras (Eje&Con). Cuenta con más de 20 años de experiencia en Consultoría de Comunicación y ha liderado proyectos de alto impacto para multinacionales como Coca Cola, GSK, ABInbev o Telefónica. [España]