Los aspectos psicológicos vinculados a la polarización

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14 Nov 2024

Expertos en psicología evolutiva, como el psiquiatra Pablo Malo Ocejo, autor de Los peligros de la moralidad, señalan que el ser humano tiende, de manera natural, a dividir el mundo entre “ellos” y “nosotros”. Se trata de una consecuencia del universal antropológico según el cual, desde la prehistoria, hemos estado más tranquilos y seguros con la gente de nuestra propia tribu.

Pero la sociedad actual es más compleja que las arcaicas, ya que se ha de convivir con gente diversa. Esto resulta un reto para muchas personas; sobre todo, para las más polarizadas. Nos referimos, por ejemplo, a las que piensan que no se puede tener una relación de pareja con alguien que vote a tal partido; que es mejor no leer un periódico porque se intuye lo que va a decir; o que si alguien se mete con tal equipo de fútbol, se está metiendo con ellas. En estas afirmaciones no se percibe al otro como un ser complejo, sino como alguien reducido a un simple rasgo. La polarización supone llevar estas ideas al extremo y, a partir de estos criterios arbitrarios, conlleva el crecimiento de sentimientos de hostilidad frente a individuos con los que uno no se siente identificado.

Algunas personas son más propensas a polarizarse psicológicamente debido a la combinación de factores multifactoriales (individuales y sociales): la tendencia a un pensamiento polarizado caracterizado por la rigidez cognitiva, los sesgos cognitivos, experiencias en la adolescencia que van marcando la identidad, la presión de determinados entornos por adherirse a un grupo, la necesidad de pertenencia y determinados rasgos de personalidad. Este proceso no se produce de un día para otro, sino que se desarrolla gradualmente. Con la noción de “pensamiento polarizado” nos referimos al pensamiento dicotómico descrito por Aaron Beck, que clasifica la realidad como blanca o negra y que no admite grados intermedios. Expertos como Fonagy y Bateman lo han calificado como un pensamiento de baja mentalización, ya que el sujeto se cree que, por el hecho de pensar y sentir algo concreto, está en lo cierto. La construcción del pensamiento polarizado está muy relacionada con el desarrollo de la identidad en un momento crítico, como es la adolescencia. Muchas de las cualidades en las que se fundamenta la identidad se van ligando a ideas poco reflexionadas y con alta carga emocional en torno a determinados valores, moralidad, gustos u opiniones ideológicas. Esto se hace así por la necesidad natural de sentirse parte de un grupo.

 

La construcción del pensamiento polarizado está muy relacionada con el desarrollo de la identidad en un momento crítico, como es la adolescencia.

 
La polarización aparece cuando esta identidad se construye en oposición al otro y va necesitando de un enemigo.

Este pensamiento polarizado puede estar soterrado en ciertos momentos de la vida, pero en contextos de tensión política o social aflora de nuevo, inducido por emociones como la ira o el miedo. Aunque la realidad demuestre que las personas polarizadas están equivocadas, ellas se resisten a abandonar sus ideas. Es como si se fusionaran con sus pensamientos porque la vida depende de lo que piensan, ya que se ha conformado como parte de su identidad. Las actitudes polarizadas suelen tender al desencuentro y al enfrentamiento. Hay estudios que describen a las personas más polarizadas como más inestables, inseguras o impulsivas, y las describen con un déficit de cognición social o de falta de empatía hacia los demás. Según la teoría de los cinco grandes, propuesta por los psicólogos Lewis Goldberg y Warren Norman, existirían cinco dimensiones básicas de la personalidad: apertura a la experiencia, conciencia, extraversión, amabilidad y neuroticismo. Estudios como “It’s Personal: The Big Five Personality Traits and Negative Partisan Affect”, de Steven W. Webster(1) han encontrado que los sujetos que puntúan alto en amabilidad y extraversión se polarizan menos. El estudio “The Dark Triad predicts public display of offensive political products” sugiere que el maquiavelismo, el narcisismo y la psicopatía, la llamada “tríada obscura”, y en especial el último de sus rasgos, la psicopatía, pueden contribuir a la polarización a través de su conexión con formas extremas de expresión política.

Incluso en el caso de los sujetos más polarizados desde la adolescencia, la realidad puede flexibilizar las creencias en un proceso de asimilación, acomodación y maduración cognitiva, como explicaba Piaget. El problema actual es que vivimos expuestos a gran cantidad de información similar a lo que se quiere ver o confirmar (sesgo de confirmación), por ejemplo, en las redes sociales, por lo que ese proceso de flexibilización cognitiva queda interrumpido en numerables ocasiones. Hay estudios del experto Jay Van Bavel(2) que señalan que el uso de X está relacionado con esto. Resulta complicado desengancharse del pensamiento y comportamiento polarizado por el chute de gratificación inmediata que ofrecen las redes. Normalmente, se quiere huir de estados emocionales negativos como son los disgustos, el enfado o las preocupaciones buscando contenido y mensajes de aceptación y de reconocimiento. La dopamina es el neurotransmisor que va enganchando a este contenido. Cuando la persona no consume contenido polarizado, se produce algo parecido a un síndrome de abstinencia que hace aumentar los tiempos de exposición y perder el control. Este círculo de aparente seguridad en las redes reduce la incertidumbre y la angustia, hace sentir que se ha encontrado un propósito y que uno sirve para algo, además de ofrecer la posibilidad de pertenencia a un grupo reduciendo los sentimientos de soledad.
 

La polarización puede tener un impacto significativo en la salud mental, puede generar estrés, ansiedad, depresión y otros problemas emocionales, y puede llevar a tomar decisiones inadecuadas.

 
La polarización puede tener un impacto significativo en la salud mental, ya que puede generar estrés, ansiedad, depresión y otros problemas emocionales. Puede llevar a tomar decisiones inadecuadas, poco prudentes y/o poco cívicas, por ejemplo, rechazando tratamientos que no se ajusten a las creencias, lo que pone en riesgo la salud. A nivel emocional, afecta a la salud mental porque fomenta mayores sentimiento de hostilidad y/o ira que correlacionan con un bienestar más bajo y con un menor número de emociones positivas. Sería conveniente buscar ayuda profesional si se experimentan problemas emocionales relacionados con la polarización. A nivel social, la polarización genera ruptura social, ya que provoca la división de la sociedad en grupos de valores enfrentados.

 

No polarizarse requiere el esfuerzo extra de seguir una serie de normas básicas que hay que poner en práctica, sobre todo, en el diálogo con el otro.

 
Para contrarrestar los efectos negativos de la polarización en la salud mental poblacional sería relevante que, en el nivel político, se buscaran objetivos comunes que uniesen y no dividiesen a la sociedad. En el momento actual, resulta un riesgo seguir moralizando sobre ciertos temas y generando más divisiones de las necesarias que complican aún más la convivencia. La narrativas cargadas de desconfianza hacia el otro y de inseguridades identitarias resultan proclives al aumento de actitudes y pensamientos polarizados.

En el ámbito periodístico, resultan prometedoras investigaciones como “Can We Make News Less Polarizing?” (3), que estudia la posibilidad de poner una advertencia sobre posible contenido polarizador para que las noticias dividan menos a los lectores. A nivel individual, sería adecuado entender que nuestra mente es tribal por naturaleza y que nadie está libre de polarizarse, aunque haya personas más vulnerables a ello. Por lo tanto, no polarizarse requiere el esfuerzo extra de seguir una serie de normas básicas que hay que poner en práctica, sobre todo, en el diálogo con el otro. Entre ellas están: practicar la escucha activa, ser curiosos y humildes, ser flexibles y estar dispuestos a cuestionarse las creencias propias, no intentar hacer cambiar de opinión al otro y tener un pensamiento más analítico a partir de ideas o argumentos, y no solo de emociones.
 
(1) It’s Personal: The Big Five Personality Traits and Negative Partisan Affect
(2) Jay Van Bavel
(3) Can We Make News Less Polarizing

Patricia Fernández
Patricia Fernández
Psicóloga Clínica en el Hospital Ramón y Cajal

Escribe en El País y otros medios sobre temas relacionados con la salud mental y colaboró en la elaboración del informe The Hidden Drug de LLYC. [España]