Por Joan Navarro.
Después de un buen empacho de lecturas de economía, de las que hemos dado cuenta meses atrás, he relajado la vista con una —no menos intensiva— lectura de buenos títulos sobre comunicación. Aunque de estos hablaré en próximas recomendaciones.
Hoy quiero referirme a mi última lectura, una auténtica joya. Hace ya unos meses, compartimos velada en casa con Carles Campuzano y Yolanda Román, buenos amigos y mejores conversadores. Y entre los temas de conversación, Carles nos recomendó sus últimas lecturas, Tony Judt y Vicens Vives, siempre buscando en la historia respuestas a nuestros problemas de convivencia.
Hace unos días acabé El refugio de la memoria. Judt escribe este ensayo postrado y sin movilidad alguna, víctima de una esclerosis lateral amiotrófica de la que fallecería meses después de terminar la que es su obra póstuma. El primer capítulo, que da título a la obra, es una descripción de su propia adaptación a una vida sin movilidad, pero llena de deseos y de recuerdos. Toda la obra es un recorrido sencillo y directo por los recuerdos de su memoria y por las claves del siglo XX, que tan magníficamente ha descrito en obras como Postguerra, o Sobre el Olvidado Siglo XX.
Impresiona leer las reflexiones sobre la complejidad de la formación de las identidades múltiples de un hombre que afirmaba rechazar la autoridad de los rabinos, “de todos ellos… pero cada vez que alguien me pregunta si soy o no judío, respondo afirmativamente sin vacilar, me avergonzaría no hacerlo”. Impresiona también su defensa del papel de intelectual: “con el tiempo esa lealtades fieramente incondicionales —a un país, a Dios, a una idea o a un hombre— han llegado a aterrorizarme”. O su reflexión sobre la globalización “esa tierra plana para tantas fantasías de paz será una fuente de temor e incertidumbre para millones de personas que se volverán hacia sus líderes en demanda de protección”.
Judt logra recrear en una obra sencilla lo mejor de la cultura europea de postguerra, con sus dudas, sus límites y sus certezas. Hoy que sus consensos básicos parecen tan agotados, su lectura es imprescindible.