Los ODS: apasionantemente retadores

Los ODS: apasionantemente retadores

Cuando en 1.999 nace el Dow Jones Sustainability no es el inicio de un nuevo movimiento si no la consecuencia del avance de una nueva conciencia social, del crecimiento de un interés hacia un entorno medio ambiental, social y económico más sostenible. 

No era nuevo, para entonces, el concepto de Responsabilidad Social corporativa que, respondiendo al mismo movimiento social, se adueñaba de este interés para, desde las empresas, buscar oportunidades para contribuir de forma activa y voluntaria en acciones sociales a favor de causas medio ambientales, sociales y/o económicas.

Es en 2015 cuando termina un largo proceso para la definición de los grandes objetivos (ODS) que deben ayudarnos a solventar, ni más ni menos, que los grandes problemas a los que se enfrenta la Humanidad.

¿Quién no puede estar de acuerdo con esos objetivos? Son verdades verdaderas. Son lo que en comunicación llamamos insights. Da igual que seas de derechas o de izquierdas, joven o mayor, con hijos o sin ellos, cobres 1.000 o 10.000. Son objetivos que tendrán sentido para ti. Y esta es la magia de los ODS: la fuerza de estos para aglutinar, para crear identidades colectivas. Una razón de ser y hacer. Un propósito común individualizable, del que tanto se habla últimamente.

Porque cuando ya tienes un trabajo que te paga la hipoteca y la salida de los fines de semana con tu familia, un trabajo en el que puedes hablar con tus colegas en la máquina de café o en Teams, solo te queda desear algo más: que lo que haces tenga sentido. Que tus 8 horas diarias, además de para “tus cosas”, sirvan para algo más. Sirvan para mejorar uno de los problemas de la Humanidad. Y si eso es así, si sientes que estás ayudando a mejorar uno de esos problemas, si eres parte de la solución y lo que haces tiene ese gran sentido, entonces tu pasión es mayor, tu capacidad para resolver supera la inercia del día a día y tu compromiso supera los requerimientos.

Primero fue la conciencia social, luego la corporativa y legal y ahora que los ODS han llegado en la gestión de las empresas para quedarse, sigue el nuevo reto. El reto de gestionar pasiones, compromisos vinculados a la razón de ser, porque no es lo mismo gestionar productividad que pasión, contribución o valor. 

Lo bueno es que el compromiso con los ODS ha dado a las empresas una herramienta con capacidad de dar sentido hacia un proyecto común de alcance “humano”. Las ha humanizado. Lo difícil está en el camino. En la necesidad de gestionar la diferencia de grados de pasión, de compromiso y de valor que cada uno/a en la organización entenderá como buenos. 

Por tanto, SÍ, los ODS son una palanca para mejorar el compromiso de los miembros de una organización, pero no es gratuita, son apasionantemente retadores para las nuevas organizaciones. Muchas de ellas ya han experimentado cómo la falta de consenso entre sus audiencias clave sobre el grado de compromiso puede hacerlas cruzar la línea tremendamente fina de ser una empresa comprometida con la ESG, con los ODS, o a tildarla de estrategas en comunicación “greenwashing”. 

De ahí la importancia de graduar la pasión, de ser honesto con el compromiso que se adquiere y de ser claro y transparente a la hora de contarlo. Consensuar cada paso hacia una mejor gestión basada en los ODS teniendo la mirada larga, pero con objetivos claros, realistas y alcanzables, que nos permitan estar de acuerdo en su cumplimiento, celebrar sus logros y tener la credibilidad y la confianza para seguir avanzando. 

Helena Borràs Cases Directora de Talento y Organización en PRIM

Helena Borràs Cases Directora de Talento y Organización en PRIM
Helena Borràs Cases Directora de Talento y Organización en PRIM