Mi última recomendación de lectura antes de las vacaciones de verano es un magnífico libro que acabo de terminar de leer. Más de 15 años como profesional de la comunicación y una biblioteca bien surtida de libros sobre comunicación, sociología, psicología, neurología, recetas de la abuela y algunos fruto de mi propia experiencia profesional, me da autoridad para afirmar, que “El poder político en escena” es, sin lugar a dudas, el mejor libro sobre comunicación política que se ha escrito en lengua castellana y, puesto que, sobre este tema hay poco, cabe añadir que actualiza a los mejores escritos en lengua inglesa y se compara, de igual a igual, con ellos. Sí, Luis es amigo y un profesional a quien admiro grandemente, y tras leer este libro, aún más.
La tesis de Luis es tan simple que duele: el cerebro humano es una maquina imperfecta, que más que la verdad, busca que no exista conflicto entre lo que ve, y lo que cree “no es tanto ver para creer, como creer para ver”. De esta forma tan sencilla pone patas arriba de forma sistemática, documentada, seria y rigurosa, ni más ni menos, que la base del pensamiento ilustrado y el sueño de la razón, sobre el que hemos construido nuestro modelo de convivencia. Y no lo hace por fastidiar (lo que demuestra que algo de razón debe de tener cuando fastidia que se nos lleve la contraria) sino precisamente para que esa legión de gentes que se dicen profesionales de la comunicación sepan de verdad qué es lo que hacen; actores principales, junto a políticos, periodistas, intelectuales y demás personajes comprometidos en la construcción colectiva de símbolos que, mediante narraciones, den sentido a nuestra existencia y de paso, nos permitan convivir en comunidad de una forma más o menos satisfactoria.
Luis Arroyo hace una certera descripción de cómo la política (y sus múltiples formas a lo largo de la historia, desde la magia alrededor de la hoguera, hasta los debates presidenciales en televisión) responde a la necesidad que tenemos los seres humanos de utilizar símbolos que construyan relatos que den sentido a nuestras vidas, y cómo los políticos no son más que actores que escenifican un papel, siempre dentro de un contexto de significados, eso sí, de extraordinaria importancia para nuestras vidas y nuestra convivencia. Desde Pancho Villa, el Rey Sol, hasta Obama, pasando por los presidentes españoles y muchos otros líderes recientes y no tanto, pasan por la afilada pluma de Luis, en un magnífico intento por descubrir qué hay tras las bambalinas, no del poder, sino de su representación, de sus símbolos y liturgias.
Luis Arroyo tiene una historia que contar, entre la que se desvelan sus propias angustias y éxitos en la fontanería del poder (Ferraz, luego Moncloa, y después, si no antes, muchas campañas electorales de éxitos y de fracasos) y pese a ser un libro extraordinariamente bien documentado, que bien podría utilizarse de texto en cualquier universidad, entra como si de una novela llena de tensión y trama se tratará. Si te gustan estos temas, llévatelo a la playa este verano.
Recomendación de Joan Navarro