La visita oficial de la presidente de Brasil, Dilma Roussef, a México abre una nueva ronda de acuerdos que buscan mejorar la sintonía entre las dos principales economías de América Latina. Así mismo, abre las puertas para una nueva etapa en que la que se refuercen las relaciones entre ambos países, caracterizada por continuas dificultades y complejidades.
En un momento en el que ambos países, quizás más que en otras épocas, ambos países necesitan fortalecer su imagen internacional y sus economías, la percepción de que “juntos hacemos más” parece ser la ruta a seguir. Pero será un camino lleno de desafíos en el que tanto México como Brasil esperan mucho el uno del otro, especialmente mejores condiciones para reforzar sus lazos comerciales. Pero ¿Qué espera realmente el uno del otro tras este encuentro?
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