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TemáticasAmérica latina
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PaísesColombiaGlobal
En Colombia, la complejidad en adelantar proyectos en el sector extractivo tiene varias aristas. Por un lado está la tramitología que las grandes organizaciones deben cumplir para lograr desarrollar sus negocios caracterizados por ser de dimensiones importantes para el desarrollo de las regiones y la economía del país. Por otro, establecer una comunicación transparente, oportuna y constante en el diálogo con la comunidad en la que se van a asentar. Un diálogo que ofrezca resultados positivos para ambas partes sobre temas de mutuo interés como medio ambiente, empleo, intervención de terceros ilegales, regalías y las diferencias étnico-culturales que se generan con el negocio. Para lograrlo, las empresas deben convertirse en un interlocutor proactivo, que conoce las necesidades de la comunidad porque la ha estudiado y se ha involucrado con ella. En el caso de las comunidades indígenas, por ejemplo, hay variables que superan los temas clásicos de discusión a tener en cuenta alrededor de la consulta previa, y se requiere una comprensión de los fundamentos de su ideología y de la cultura en torno a la cual gira su vida cotidiana.
En este informe se plantean los principales componentes de una comunicación efectiva, como punto de partida para hacer viable y constructivo el diálogo entre las empresas extractoras y la comunidad, convirtiéndolo en un diálogo social del que puede hacer parte el Gobierno Nacional, de forma tal que las responsabilidades de cada parte estén clara y la comunidad esté en la capacidad de ser un actor decisorio.
María Esteve Directora General LLORENTE & CUENCA Colombia