Mujeres líderes en el umbral de la visibilidad

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7 Mar 2022

En LLYC tenemos la convicción de que la visibilidad del talento femenino es un acelerador de la igualdad porque normaliza la presencia de mujeres en todos los sectores y disciplinas, facilita referentes para nuevas generaciones, promueve modelos de éxito y liderazgo diversos y, no menos importante, impulsa la carrera profesional de las mujeres. En 2019 publicamos el informe “Contar y contarlo”, en el que recopilamos y contrastamos estudios que apuntan en esta misma dirección.

Pero decidirse a traspasar este umbral y ser más visibles no es una tarea tan sencilla como parece. El gap de “autopromoción”, es decir, la diferencia de esfuerzos que dedican las mujeres en comparación con los hombres a poner en valor sus logros, darse a conocer en el mercado y generar visibilidad de su perfil profesional es hasta del 33%, según estudios publicados en Harvard Business Review. Esta investigación apunta algunas posibles razones, como una menor confianza de las mujeres en sus capacidades profesionales o un mayor convencimiento por parte de los hombres de la relación entre estas estrategias de auto-promoción y los incentivos económicos.

Uno de los factores que podría tener más influencia es el “double-bind bias” (sesgo de doble vínculo o lazo). Consiste en que, para las mujeres, estas acciones de visibilidad y marketing generan el efecto contrario al deseado. Así, ellas son o temen ser penalizadas si se promocionan, aunque esta menor presencia también tenga consecuencias negativas en sus carreras. Por el contrario, ellos, por los mismos comportamientos y atributos, son aplaudidos y no sufren ningún castigo.

Otra barrera puede ser la todavía mayor dedicación de las mujeres a la familia y los cuidados. Según la OIT, en el mundo las mujeres emplean al día 4,4 horas a cuidados no remunerados, mientras que los hombres dedican 1,4 horas. Como las actividades de promoción y visibilidad se consideran adicionales -y no inherentes- a las funciones laborales, se realizan a menudo fuera del horario laboral, por lo que añaden dificultad a la ya compleja conciliación.

Finalmente, informes de organismos internacionales como Amnistía Internacional alertan sobre la violencia existente contra las mujeres en las redes sociales, un claro desmotivador para una mayor participación.

Ninguno de estos elementos parece, por lo publicado hasta ahora, causa única o que justifique enteramente la menor visibilidad de las mujeres. Nos hemos preguntado si, analizando la conversación digital, podríamos contribuir a entender esta combinación de razones y, con un diagnóstico más claro, qué estrategias podrían resultar más efectivas en general o de forma específica en los países donde operamos.