Pancartas que marcharon para cambiarlo todo, vuelven porque no todo ha cambiado

México
"Estamos orgullosos de ser homosexuales"

México
"Estamos orgullosos de ser homosexuales"

México
"Por qué tanto miedo a mi vestido? FHAR"

México
"Por qué tanto miedo a mi vestido? FHAR"

México
"Los jotos unidos jamás serán vencidos"

México
"Los jotos unidos jamás serán vencidos"

México
"El pantalón no hace al hombre ni el vestido a la mujer"

México
"El pantalón no hace al hombre ni el vestido a la mujer"

México
“Lesbianas y homosexuales ni enfermos ni criminales”

México
“También hay madres lesbianas”

México
“Frente homosexual de liberación revolucionaria”

Estados Unidos
“Just another loud and proud radical bisexual feminist christian hich grad”

Colombia
"Trabajamos por la liberación social y liberación sexual. Minorías sexuales "ÚNETE

Colombia
"Trabajamos por la liberación social y liberación sexual. Minorías sexuales "ÚNETE

Colombia
“Nacemos libres e iguales y gozaremos de los mismos derechos, libertades y oportunidades”

Colombia
“Gozaremos de los mismos derechos, libertades y oportunidades”

Colombia
“Gozaremos de los mismos derechos, libertades y oportunidades”

Colombia
"Las vidas trans también importan - Resistencia transmarica"

Colombia
"Las vidas trans también importan - Resistencia transmarica"

Colombia
"Trabajamos por la liberación social y liberación sexual. Minorías sexuales "ÚNETE “28 de junio día internacional homosexual. Sí a la vida!!”

Colombia
"Trabajamos por la liberación social y liberación sexual. Minorías sexuales "ÚNETE “28 de junio día internacional homosexual. Sí a la vida!!”

España
"No a la discriminación de los transexuales y travestis" - ELHOC

España
"No a la discriminación de los transexuales y travestis" - ELHOC

España
"Los homosexuales y las mujeres decimos basta a opresión machista"

Chile
"Por nuestros hermanos unidos. MOOVILH . Frente de liberación homosexual"

Chile
"Por nuestros hermanos unidos. MOOVILH . Frente de liberación homosexual"

Carteles del pasado para defender
el presente
Una iniciativa que rescata las pancartas originales de las primeras marchas del Orgullo para devolverlas a las calles, décadas después.
Un homenaje vivo al activismo que abrió camino, una respuesta urgente ante un escenario de inminente retroceso en el que más de 90 reformas legales han restringido derechos esenciales del colectivo LGTBIQ+ en distintos países en solo tres años, y un puente entre generaciones que recuerda que lo conquistado ayer necesita ser defendido hoy.

Manuel Velandia
Colombia
70 años
Primera marcha: 1983

Manuel Velandia participó en la primera marcha LGBT en Colombia el 28 de junio de 1983, aunque recuerda que la verdadera salida fue antes “la primera vez que los maricas de este país salimos fue el 1 de mayo.” En un país que hasta entonces prohibía las reuniones de más de tres personas, la marcha fue un acto profundamente político y simbólico. Usaron triángulos rosas con bordes negros, pintaron sus rostros y portaron su número de cédula como forma de decir “aquí estamos”. Una de las consignas que más recuerda es: “Ni delincuentes ni antisociales, simplemente homosexuales”, y una pancarta que llevaba decía: “Madre, si tú amas a tu hombre, deja que yo ame el mío”.
Aunque Colombia ha avanzado legalmente, Manuel advierte que muchos de los derechos de la comunidad LGBT no están legislados sino sustentados en fallos, lo que los hace frágiles. Sobre los retrocesos globales, señala que las derechas se han fortalecido y que los avances no son lineales, sino espirales donde cada paso atrás puede ser seguido por una nueva subida. Su mensaje para las nuevas generaciones es claro: “seguir vivos es seguir vigentes.” A sus 70 años, Manuel no ha soltado el lente ni la voz. Nos recuerda que la lucha continúa y la historia importa, porque mientras se sigan conmemorando los pasos que nos trajeron hasta aquí, habrá herramientas para defender lo conquistado y avanzar hacia lo que falta.

Juan Jacobo Hernández
México
83 años
Primera marcha: 1969

Juan Jacobo Hernández Chávez, fundador de Colectivo Sol, fue parte de la primera marcha del orgullo LGBT en México en 1979. Recuerda esa manifestación como un momento de exaltación y alegría, en el que por primera vez las personas homosexuales, lesbianas y travestis ocuparon el espacio público con pancartas que gritaban consignas como “ya basta de represión policíaca” o “¿por qué tienes tanto miedo a mi vestido?”. La marcha fue el resultado de semanas de organización en un contexto sin redes sociales, donde la visibilidad se lograba con pintas en muros y volantes en los sitios de reunión gay. Lo más valioso de esa jornada, dice, fue el sentimiento colectivo de dignidad y valentía al mostrarse públicamente como comunidad.
Hoy, aunque ya no se define como activista de calle, Juan Jacobo sigue militando por la causa, ahora desde la memoria: recopilando la historia para que no se pierda lo que costó tanto conquistar. Frente a los retrocesos legales impulsados por fuerzas conservadoras en todo el mundo, insiste en la importancia de resistir, de construir organizaciones fuertes y de no ceder ni un paso. Su mensaje final es claro: conocer el pasado es clave para entender el presente y mejorar el futuro, incluso si las nuevas generaciones no saben quién abrió la puerta por la que hoy caminan en libertad.

Kym Duursma
USA
Primera marcha: 1992

Kim asistió a su primer Pride mientras trabajaba en Planned Parenthood, aunque en ese momento aún no había salido del clóset. Participaba en las actividades como aliada, pero no se sentía del todo parte. Años más tarde, tras enamorarse de dos mujeres en distintas etapas de su vida, comenzó a cuestionarse más profundamente sobre su identidad. Fue entonces cuando asistir al Pride cobró un nuevo sentido: “aquí es donde pertenezco”, recuerda.
Su primera marcha fue con Windfire, un grupo de apoyo social para jóvenes queer que dirigía en una iglesia. Juntos crearon una pancarta con el nombre del grupo y marcharon detrás de ella: “no era solo para los jóvenes. También era para mí.”
Hoy, Kim tiene claro que la lucha no ha terminado. Frente a los ataques actuales, cree que la comunidad debe mantenerse unida e inclusiva, especialmente con las personas trans: “cuando una de nosotras es discriminada, todas lo somos.” Considera esencial participar activamente, hablar con representantes, asistir a jornadas de lobby y recordarles a quienes toman decisiones que aún hay camino por recorrer. Su mensaje para las nuevas generaciones es claro: “no pueden descansar sobre el trabajo que ya hicieron la abuela o el abuelo. […] Algunas estamos para pasar la posta. Y, desafortunadamente, todavía queda trabajo por hacer. Pero es un buen trabajo. Es, ya sabes, ese buen lío en el que vale la pena meterse.”
Ramón Linaza
España
67 años
Primera marcha: 1978

Ramón Linaza participó en la primera manifestación del Orgullo en Barcelona en 19xx, apenas unos días después de las primeras elecciones democráticas en España. Fue un acto cargado de riesgo y valentía, aún bajo la amenaza de la ley de peligrosidad social que criminalizaba la homosexualidad. La marcha fue reprimida por la policía, pero sirvió como catalizador para la organización del movimiento en otras ciudades como Madrid, Valencia o Bilbao. Ramón ayudó a fundar el Frente de Liberación Homosexual de Castilla y recuerda haber trabajado durante meses en reuniones, panfletos y pancartas hechas a mano en una juguetería. Las consignas eran claras: “libertad sexual”, “amnistía total” y el fin de la ley represiva. Sentían que estaban haciendo historia.
Desde entonces, ha habido avances, pero también retrocesos. Ramón señala que el número de agresiones a personas LGBTIQ+ se ha duplicado en España en el último año y que hay un peligro real en el auge de discursos de odio, legitimados incluso desde instituciones. Lamenta que se invisibilizara durante años a las personas trans y lesbianas, y que hoy quienes más sufren sean las personas trans, migrantes y pobres. Frente a ese panorama, insiste en que los derechos deben ejercerse y defenderse todos los días, con conciencia de dónde venimos y de lo frágil que puede ser lo ganado.

AAMINAH SHAKUR
USA
50 años
Primera marcha: 1988

Aaminah asistió a su primer Pride en 1988, cuando estaba por cumplir 14 años. Iba caminando con su hermano en Grand Rapids y se lo encontraron por sorpresa: “nos topamos con el primer Pride.” Fue impactante ver tantas personas queer adultas reunidas, organizadas y haciendo activismo, especialmente en torno al VIH.
Su visión actual del movimiento es crítica y comprometida. Cree que el mayor desafío está dentro de la propia comunidad: “tenemos que enfrentar la transfobia de parte de personas gays, la homofobia de parte de personas trans. Y desde la bifobia y la preferencia por lo binario por parte de todos.”
También denuncia que muchas veces el activismo excluye a personas con discapacidad.
Ante los retrocesos, no duda: “siempre va a haber resistencia […] y hay que seguir adelante.” Cree que todo está interconectado y que ninguna causa es ajena a la comunidad. Su mensaje final es contundente: “conozcan su historia. Hablen con sus mayores. […] Tienen una herencia de personas increíbles […] que deben ser respetadas, veneradas. Deberían estar en su altar.”
Marcela Sánchez
Colombia
54 años
Primera marcha: 1996

Marcela participó en su primera marcha en Bogotá en 1996, una convocatoria espontánea después de la ciclovía: “íbamos en patines y en bicicleta y otros a pie.” Ese mismo día, por primera vez apareció en televisión mostrando su rostro como mujer feminista lesbiana, superando el miedo y entendiendo que salir del clóset públicamente era también un acto político.
Hoy, como directora de Colombia Diversa y referente del activismo en Colombia, Marcela nos recuerda que los logros del movimiento han sido posibles por el trabajo colectivo: “sin la compañía de otros movimientos sociales sería imposible.”
Y advierte que los derechos conquistados no están garantizados. Aunque el país no ha vivido retrocesos legales evidentes, en el contexto global hay más de 90 iniciativas que buscan limitar las libertades de la población LGBT. Para ella, el activismo de hoy no puede quedarse en la calle o los tribunales: debe apoyarse en alianzas estratégicas, trabajo técnico y acción colectiva. Su mensaje es claro: “Ni un paso atrás”
A quienes toman hoy la posta les deja un mensaje claro: sentir rabia o alegría impulsa, pero no basta. “También tiene que haber un trabajo técnico, unas alianzas. Tenemos que ser muy estratégicos.”

Rolando Jiménez
Chile
65 años
Primera marcha: 1993

Rolando Jiménez participó por primera vez en una marcha por los derechos de la diversidad sexual en Chile en 1993. Aunque ya había marchado contra la dictadura en los años 70, esta fue su primera acción visibilizando a la población LGBT.“Hicimos unas máscaras con velo, con papel maché” y un lienzo. Aunque comenzaron siendo 15 personas, otras se sumaron: “finalmente teníamos unas 150 personas.” La exclusión y las agresiones verbales marcaron ese primer momento, pero también fortalecieron su determinación para seguir adelante y reclamar un lugar.
Hoy, Rolando observa con preocupación una ofensiva global liderada por sectores ultraconservadores que buscan revertir derechos adquiridos. Frente a esta amenaza, insiste en que la respuesta no debe ser el odio, sino “humanidad, afectos, diálogo y pedagogía. Destaca la importancia de la autonomía del movimiento LGBT frente a los partidos políticos y la necesidad de construir alianzas amplias sin perder el foco. Su mensaje final es directo: “esto requiere trabajo, trabajo y trabajo.” Cree que cada vez que alguien del movimiento deja de hacer lo que prometió, hay personas reales que sufren

Alexandre Gaspari
Brasil
53 años
Primera marcha: 2002

Gaspari asistió por primera vez a una marcha del Orgullo en 2002, en Copacabana, aún con miedo y muchas dudas sobre su identidad pública. “Mi sensación fue de frío en la barriga, de miedo”, recuerda. En ese momento aún no entendía del todo el sentido político de la marcha y no llevó pancarta. “Yo fui apenas para conocer”, dice, pero con los años empezó a ver en la parada un acto de resistencia y afirmación.
Hoy, es consciente de los retrocesos globales: “vivimos ciclos. Un día los derechos se conquistan y al otro alguien viene y los quita.” Por eso insiste en que la lucha no puede parar: “nadie suelta la mano de nadie.”
Uno de sus mayores aprendizajes fue reconocer sus propios prejuicios y entender que todas las formas de ser gay son válidas. Desde entonces, combina el activismo con la academia, convencido de que hay que “diseminar conocimiento y seguir luchando también en la calle.”
A las nuevas generaciones les deja una idea clara: valorar la memoria. “No desprecie esa memoria. Entienda que vino gente atrás, que sufrió, enseñó y conquistó. Pero esas conquistas no son permanentes.”
Ivan Amaro
Brasil
58 años
Primera marcha: 1999

Ivan participó por primera vez en una marcha LGBTI+ en 1999, en Brasilia. Llegó con timidez, aún sin asumirse del todo como hombre gay. Al principio se mantuvo a distancia, pero terminó marchando hasta la Esplanada dos Ministérios. No llevó pancarta, aunque recuerda una que pedía “derechos iguales en relación al matrimonio”. Esa experiencia cambió su percepción: “fue un momento de manifestación política”.
Desde entonces, ha volcado su activismo a la formación docente, convencido de que “nosotros somos quienes somos y construimos nuestra historia”. Su mensaje para las nuevas generaciones es claro: “mantengan viva la memoria de todos los que vinimos antes” y “permanezcan siempre alerta para que no nos roben nuestros derechos”.
Erika del Rio
Colombia
74 años
Primera marcha: 2012

Erika del Río vivió su primera marcha del Orgullo en Popayán en 2012. Aunque la convocatoria fue pequeña y con temor, marcó un momento histórico: por primera vez, colocaron la bandera arcoíris en la Gobernación del Cauca. “Queríamos visibilizar y reivindicar que somos seres humanos y merecemos respeto”, recuerda. Ese día, bajo un aguacero y con sombrero en mano, hizo performance y marchó con orgullo, abriendo el camino para las movilizaciones de hoy.
Desde entonces, ha sido testigo y protagonista de la evolución del movimiento en su ciudad. Reconoce los avances, pero también los retrocesos globales y la persistencia del estigma. “No soy sobreviviente, soy resiliente”, dice, al recordar las torturas del pasado y su decisión de no guardar rencor. Hoy es referente para las nuevas generaciones, que la llaman “madre”. Su mensaje es claro: “Eduquense, fortalézcanse. Ya no todo es la calle. Tenemos derechos, pero también deberes. Y tenemos que seguir luchando con dignidad.”
