
Aún no sabemos si serán felices, pero sí que serán decisivos. Los años 20 de este siglo serán presentados por los cronistas europeos del futuro como un ejemplo clásico de ‘coyuntura crítica’. En un contexto de competencia geopolítica creciente, Europa constata su pérdida de capacidad innovadora frente a China y Estados Unidos: es su ‘momento Sputnik’. La prosperidad europea se ve amenazada, así como nuestra capacidad para evitar un nuevo mundo bipolar. Charles Michel lo deja claro cuando afirma que, en este contexto, “nuestros objetivos son ambiciosos y exigentes: la paz y la prosperidad”. ¿La forma? Hacer que Europa evolucione de un regulador a un innovador global. De Venus a Jano, han escrito algunos; o, por qué no, de Platón a Leonardo.
La pandemia ha venido a acelerar la transición desde una Europa que proyecta ideas a una que las genera. Existe una hoja de ruta y hay dinero para hacerlo. ¿Tenemos la experiencia? La tenemos: mil años de capacidad innovadora y cinco siglos de hegemonía tecnológica mundial nos contemplan. Saber cómo lo hicimos puede darnos pistas para hacer que los años 20 sean decisivos, sí, pero también felices. Aquí van aquí cinco lecciones del último milenio de liderazgo innovador europeo.
Fuente: Agenda Pública

Miguel Laborda Pemán
Consultor de Asuntos Públicos en LLYC
Experto en economía política e instituciones. Realiza informes sobre desarrollos políticos y legislativos, asesora sobre comunicación estratégica y facilita el diálogo entre organizaciones privadas y el decisor público. Previamente trabajó en la Fundación Consejo España-Estados Unidos y en Cuatrecasas. Es doctor en historia económica por la Universidad de Utrecht, máster en economía política por la London School of Economics y licenciado en Derecho y Administración de Empresas por la Universidad de Zaragoza.