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El imparable ritmo de las redes sociales y el auge de la inteligencia artificial (IA) han transformado por completo la forma en que circula la información y cómo reaccionan los mercados. Para las marcas, esto se ha traducido en mayor visibilidad y engagement. Sin embargo, también abrió la puerta a una nueva clase de riesgos, donde la percepción (no el desempeño), afecta a los mercados. La desinformación, especialmente cuando se da en contextos financieros, puede erosionar la credibilidad y socavar la confianza a gran escala. Cuando se vuelve viral, la desinformación representa una de las amenazas más serias para la estabilidad del mercado, el valor corporativo y la confianza en las marcas.
Esta amenaza se volvió alarmantemente real el pasado 7 de abril, cuando un informe falso aseguró que Estados Unidos suspendería los aranceles durante 90 días, excluyendo a China. En cuestión de minutos, el S&P 500 repuntó el equivalente a 2.4 billones de dólares, solo para desplomarse 23 minutos después cuando la Casa Blanca desmintió la noticia (1). ¿Cuál fue el origen de este latigazo financiero? Una serie de publicaciones anónimas en redes sociales que se amplificaron rápidamente por medios financieros sin ser verificadas.
Este evento demuestra cuán vulnerable es el ecosistema financiero frente a narrativas manipuladas. Los movimientos bursátiles algorítmicos, la amplificación mediática y el sentimiento de los inversionistas provocaron un círculo vicioso de volatilidad, demostrando que el riesgo reputacional pasó de ser un factor secundario a una amenaza sistémica en tiempo real.
A nivel global, se estima que la desinformación provoca pérdidas económicas por 78,000 millones de dólares al año, de los cuales casi 39,000 millones se atribuyen directamente a la volatilidad bursátil (2), sin contar el daño reputacional y la pérdida de confianza del consumidor a largo plazo.
La desinformación como riesgo empresarial
Estos no son incidentes aislados. Basta con recordar el caso de Cassava Sciences , donde investigaciones científicas cuestionables y tácticas de manipulación estratégica provocaron fluctuaciones severas en la valoración de la empresa —un ejemplo clásico de “short-and-distort” (3). O el hackeo en 2013 de la cuenta de Twitter (hoy X) de la Associated Press, que provocó una caída equivalente a 136,000 millones de dólares tras un tuit falso sobre una explosión en la Casa Blanca. Como se puede ver, ni siquiera las fuentes institucionales reconocidas están exentas (4). En América Latina, se han empleado tácticas similares para socavar la confianza en bancos centrales e influir en los mercados de divisas.
Asimismo, un estudio reciente en el Reino Unido reveló que el 60.8 % de los clientes bancarios consideraría retirar fondos tras ver contenido falso generado por IA sobre inestabilidad institucional, demostrando una vez más cómo la desinformación puede impactar directamente en la liquidez y el comportamiento del consumidor (5). El estudio estimó que una inversión de apenas 10 libras esterlinas (12.48 dólares) en anuncios para difundir contenido falso en redes sociales puede provocar el movimiento de hasta un millón de libras en depósitos bancarios (6).
Viejas preocupaciones, nuevos desafíos: el papel de la IA
La IA ha convertido la desinformación en una amenaza automatizada y escalable. Los modelos generativos ya producen deepfakes, contenidos sintéticos y audios con voces clonadas que son prácticamente indistinguibles de la realidad. Todo esto difumina la línea entre autenticidad y manipulación, haciendo que la desinformación sea más ágil, económica y persuasiva.
La convergencia entre IA y noticias financieras ha creado un nuevo campo de batalla informativo, donde la credibilidad es tanto el arma como el blanco. Pero la IA también forma parte de la solución. Desde el procesamiento del lenguaje natural hasta la detección de anomalías mediante machine learning, la tecnología ofrece cada vez mejores defensas.
Por otro lado, las respuestas regulatorias varían según la región: en China, los reguladores ya vigilan activamente los rumores financieros generados con IA. Mientras que los países occidentales enfrentan el reto de equilibrar la lucha contra la desinformación con proteger la libertad de expresión. Para las empresas, estar preparadas y contar con monitoreo integral del ecosistema digital es más crítico que nunca.
Desenmascarar la desinformación: los datos verificables como primera línea de defensa
Las marcas e instituciones financieras más avanzadas están invirtiendo en analítica de datos para monitorear en tiempo real cualquier cambio en la narrativa. Herramientas como el procesamiento del lenguaje natural (NLP) y las redes neuronales gráficas permiten detectar comportamientos artificiales coordinados, picos de volatilidad, cambios en el sentimiento y patrones lingüísticos sospechosos tanto en medios como en redes sociales.
Si bien no hay información pública que confirme que BlackRock haya implementado redes gráficas para mitigar la manipulación bursátil, la empresa sí ha comentado abiertamente que utiliza una amplia gama de tecnologías de punta como la IA, el aprendizaje automático y el procesamiento natural del lenguaje para reforzar sus estrategias de inversión y gestión de riesgo.
En su Informe Anual 2023, BlackRock reafirmó su apuesta por la integración de la IA en sus operaciones:
“Como líderes tecnológicos en gestión de activos, llevamos años utilizando la IA y herramientas de optimización, ciencia de datos, aprendizaje automático y procesamiento de lenguaje natural. En 2018, lanzamos nuestros AI Labs con el objetivo de desarrollar soluciones tecnológicas que impulsen la productividad, la eficiencia y el rendimiento en toda nuestra plataforma”, (BlackRock, Inc. (2024). Embracing transformation: 2023 Annual Report) (7).
Paralelamente, las plataformas de comunicación de crisis mejoradas con IA les permiten a las compañías simular ataques de desinformación y anticiparse para prevenir la pérdida reputacional en casos reales. BNP Paribas (BNP Paribas, 2018, “BNP Paribas invests in NLP Specialists Digital Reasoning”) (8) y Santander (FF News, 2024) (9) (Banco Santander, 2024) (10) están utilizando tecnologías impulsadas por inteligencia artificial, como el procesamiento del lenguaje natural, entre otras herramientas, para detectar y mitigar los riesgos ante la desinformación.
En LLYC, entendemos que esto no es una tendencia a futuro, sino una necesidad urgente del presente. Nuestros equipos de comunicación e inteligencia combinan tecnología de vanguardia, gestión de crisis y comunicación estratégica para ayudar a las marcas a detectar, descifrar y desactivar narrativas falsas antes de que escalen. Trabajamos junto a los líderes de las organizaciones para asegurar su reputación e influencia ante audiencias clave —inversionistas, reguladores, colaboradores y clientes— con el objetivo de potenciar su desempeño, impacto y valor.
No es cuestión de si ocurrirá, sino de cuándo
La desinformación es uno de los retos centrales del presente. Es una vulnerabilidad sistémica. Lo que ocurrió el 7 de abril es otro caso de estudio sobre cómo una sola noticia falsa puede sacudir la economía global en minutos. Este incidente demostró una vez más la importancia de los sistemas predictivos, la verificación en tiempo real y la planificación de escenarios.
Proteger los mercados —y a las marcas que operan en ellos— de la desinformación no solo es una necesidad empresarial; también es una obligación ética. En un mundo donde la percepción impulsa el rendimiento, las marcas necesitan herramientas inteligentes, visión estratégica y un aliado confiable.
Instituciones académicas y think tanks están comenzando a proponer marcos éticos para la verificación algorítmica, la responsabilidad de los medios y la gobernanza de la IA en los mercados financieros. LLYC es ese socio para las empresas. Con experiencia en inteligencia de datos, gestión de crisis y protección de marca, ayudamos a las organizaciones a fortalecer su resiliencia ante la desinformación.
(1) False tariff headline sends stocks on $2 trillion ride.
(2) Fake news creates real losses
(3) Cassava Sciences files lawsuit against perpetrators of “short and distort” campaign.
(4) AP Stylebook
(5) AI-driven disinformation could trigger UK bank runs.
(6) AI-generated content raises risks of more bank runs, UK study shows.
(7) Embracing transformation: 2023 Annual Report.
(8) BNP Paribas invests in NLP specialists Digital Reasoning.
(9) Santander deploys deepfakes to raise awareness of AI scam risks, with half of Brits unaware or confused by the emerging threat.
(10) Deepfakes y cómo protegerse contra estafas.