Tenemos la fuente de la eterna juventud

Allá por el año 1513 Juan Ponce de León desembarcó en la costa de lo que hoy es Miami. Buscaba la fuente de la juventud eterna y no la encontró, pero sí a una península con las mejores condiciones para vivir. Ese día se celebraba en España la Pascua Florida y decidió bautizar así al actual estado de Florida.

Como recuerda el centro de investigación ageingnomics, Florida es un símbolo para los seniors americanos. Su favorable clima unido a las ventajas fiscales son el sueño para cualquier persona mayor. Al mismo tiempo una potente industria del ocio, pero también de los cuidados y la salud ha hecho que en algunas ciudades la edad media sea más de 70 años y que la aportación al PIB estatal de los seniors se acerque al 50%.

No obstante, un puñado de países en el mundo, con España y Portugal a la cabeza, disponen de las mejores condiciones para relevar al estado americano. Mi país, con una esperanza de vida de las cinco mejores del mundo, un excelente clima y mejor dieta, así como unas infraestructuras a la altura del segundo destino turístico del planeta, presenta una tarjeta de presentación imbatible. Si a eso le unimos la resiliencia del sistema sociosanitario -puesta a prueba en la pandemia- es el broche de esta oferta.

Los datos ofrecidos por Oxford Economics para España son incontestables. Uno de cada cuatro euros de la economía española proviene de los bienes y servicios (residenciales, salud, ocio, turismo) que se producen y proveen para los mayores de 55 años; más de la mitad del gasto tiene su origen y destino en los mayores, y la mitad del patrimonio está en sus manos. Es un mercado que, además, va a crecer inevitablemente dos dígitos anualmente porque como Naciones Unidas afirma en el año 2050, el 53% de la población española tendrá más de 50 años

Para Alicia Coronil, economista jefe de Singular Bank, la pandemia ha acelerado una nueva era en torno a cinco D: demografía, digitalización, descarbonización, desconfiguración del orden mundial tal como lo entendíamos y desglobalización. La demografía cobra ahora un especial peso por el avance imparable del envejecimiento. Manuel Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide, defiende que es necesario cambiar la perspectiva de la sociedad hacia el envejecimiento. “Siempre terminamos hablando de la sostenibilidad de las pensiones y la tensión intergeneracional cuando hay que centrarse en lo positivo, cambiar de mentalidad y concienciar a la sociedad de cómo las personas senior puede seguir aportando con su trabajo y patrimonio para mejorando la economía”.

Pero esta posición de partida no garantiza alcanzar el objetivo de este dividendo económico de la longevidad. Por eso ahora urge tomar medidas en la dirección correcta que pasarían por el mayor apoyo público-privado para la conocida como la economía plateada o economía senior. Es imprescindible promover una industria que convierta el envejecimiento español en una herramienta que genere empleo y riqueza. Un nuevo sector económico a medio camino entre el turismo, los servicios -como el ocio y los cuidados- y la construcción. De ese modo podría diseñarse una oferta invencible para atraer a los seniors de todo el mundo a nuestro país. Convirtiendo España en el mejor sitio para envejecer, florecerían nuevos trabajos con nuevos bienes y servicios para los mayores en campos como el antienvejecimiento o viviendas adaptadas alejadas del actual modelo institucional de las residencias.

Poner en marcha un país en esta dirección exigirá un gran pacto por la economía plateada que pasaría por diseñar un paquete de medidas desde las instituciones públicas. Medidas de carácter impositivo -vacaciones fiscales- para atraer a mayores de cincuenta años a nuestro país al estilo de las de Portugal o Grecia, que también aspiran a este trono de la silver economy. Los nuevos nómadas no son solamente los jóvenes digitales sino seniors que buscan el mejor ambiente para envejecer y la competición por ellos es global.

Actuaciones en clave de nuestro mercado laboral serán imprescindibles. Como recuerda el catedrático y abogado Iñigo Sagardoy, el derroche de talento senior en España con tasas de actividad 20 puntos por debajo de nuestros pares europeos está lastrando nuestra riqueza y la moral de millones de ciudadanos. Dejar en cero las cotizaciones sociales de los seniors o garantizar el 100% de la pensión si se sigue trabajando más allá de la jubilación irían en la línea adecuada para recuperar el tiempo perdido.

Jamás hubiera imaginado el marinero español que más de 500 años después España y Florida seguirían unidas precisamente por la misma razón que le llevó a introducirse en los manglares de la península norteamericana, lograr ser el mejor lugar del mundo para no envejecer. Conseguirlo está al alcance de un selecto grupo de países entre los que esta España y sus consecuencias cambiarían el futuro. Encontraríamos la fuente de Ponce de León cinco siglos después.

Iñaki Ortega Doctor en economía y coautor del bestseller “La Revolución de las Canas”