La apuesta de las startups argentinas por la nanotecnología

La apuesta de las startups argentinas por la nanotecnología

En agosto de 2020, en plena cuarentena estricta, un producto argentino se volvió increíblemente masivo. Los “superbarbijos del Conicet” -como se los llamó- fueron sin duda el sello de la pandemia en Argentina: en pocos días, no había familia, escuela, oficina, evento masivo o transporte público que no los tuviera. La mascarilla anti-Covid, creada en conjunto por la empresa Kovi, científicos del Conicet y dos universidades públicas (UBA y UNSAM) no dejaba olor, eliminaba el 97% de las bacterias y tenía una durabilidad equivalente a 15 barbijos descartables. Para su desarrollo un aporte fue realmente clave: la nanotecnología. 

Este es, tal vez, el ejemplo más popular y exitoso en términos comerciales de una realidad en el país y en la región en los últimos 10 a 15 años: el auge de productos desarrollados en base a nanotecnología aplicada a la salud o nanomedicina. 

Según datos oficiales del INDEC, la economía del conocimiento es el tercer rubro de exportación de Argentina. El informe “Balanza de pagos, posición de inversión internacional y deuda externa” señala que las exportaciones del sector en 2022 fueron de u$s 7834 millones, lo que implica un máximo histórico y un crecimiento de 19% en tan solo un año.  El fortalecimiento de la bio-nanotecnología es uno de los ejes clave, que se ve reflejado en mayores recursos inyectados desde el Estado para ideas o proyectos en gestación. En marzo de este año, de hecho, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación lanzó el Plan Federal de Promoción de la Biotecnología y la Nanotecnología por más de $3800 millones (pesos argentinos) para el 2023. 

El impulso al sector también es visible en otros países de la región, especialmente Brasil y México, dos países que lideran los desarrollos en nanotecnología.  

El maravilloso paso de la ciencia a la ciencia aplicada ha dado lugar a numerosos productos y servicios en el campo de la salud que mejoran la calidad de vida de miles de personas, además de ser una herramienta valiosa para los médicos. Los ejemplos de proyectos liderados por empresas e instituciones argentinas son muchos.

Ebers es una startup argentina que surgió en 2018 con el objetivo de contribuir a la solución global del pie diabético, que afecta a millones de personas. Así desarrollaron plantillas inteligentes y flexibles que mediante sensores de presión y una app en el celular permiten estudiar el comportamiento de la pisada y prevenir de forma temprana lesiones, que es la principal causa de amputación. Hoy exportan a Brasil y Europa. 

Otro caso es la empresa MABB, fundada en 2006, que desarrolló los implantes dentales cerámicos Z7, fabricados a partir de Zirconia Yttria, un biomaterial cerámico nanoestructurado biocompatible que, al ser libre de metal, elimina el riesgo de corrosión, liberación de iones y/o partículas invasivas, además de prevenir la retracción de encías. 

También en el área de diagnóstico ha habido avances importantes. Un ejemplo es el de Zev Biotech, una startup que nació en el 2014 y comercializa kits para diagnóstico molecular a partir de una plataforma genómica, que hace posible predecir, diagnosticar y/o evaluar el tratamiento de enfermedades con mayor grado de certeza, de forma rápida y personalizada. Si bien este es un producto presente en países avanzados, el proyecto respondió a una problemática puntual que se había detectado en Argentina y otros países emergentes en general: la incompatibilidad de los equipos de diagnóstico importados con las necesidades específicas de los laboratorios locales de análisis clínicos. La Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN), incubadora de este y muchos otros proyectos, es una pieza clave en el ecosistema nano-argentino.  

Las tecnologías de desinfección aplicadas a la salud también tienen un desarrollo extendido en el país. La empresa Aike desarrolló la primera pintura con nanotecnología en Argentina que incorpora nanopartículas de plata, que son un eficiente y seguro antimicrobiano natural para lograr la asepsia de los ambientes pintados, como hospitales y centros de salud. Recientemente, la ANMAT aprobó el primer nano desinfectante argentino basado en tecnología Hybridon, que aún no salió al mercado y consiste en un recubrimiento antibacteriano y antimicrobiano para salas de quirófano e internación con efecto residual. 

Pese al auge, los desafíos de las empresas y startups que lideran la innovación a través de la nanomedicina siguen siendo muchos: desde conseguir financiamiento para sostener las investigaciones y desarrollar los prototipos (muchas veces intentos fallidos hasta dar con el indicado), a encontrar proveedores que tengan la mente abierta para entender el producto que se busca y estén dispuestos a expandir sus capacidades tecnológicas para abrir nuevos caminos. En cuanto a las fuentes de financiación, hay múltiples herramientas que van desde participar de concursos, obtener subsidios o recibir fondos aceleradores de startups, tantos públicos o privados. En general, el financiamiento público va destinado a los proyectos en estadios incipientes y los recursos privados para las etapas más avanzadas. 

No hay dudas de que Argentina y Latinoamérica, tiene el potencial para seguir explorando y avanzando en el desarrollo de soluciones innovadoras que respondan a las necesidades reales de las personas en el campo de la salud. ¡Bienvenida la innovación, la ciencia y la investigación!  

María Eugenia Vargas Directora general de LLYC Argentina

María Eugenia Vargas Directora general de LLYC Argentina