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El silencio digital en el que estuvimos envueltos en España y Portugal durante el día de ayer no solo generó incertidumbre sobre su origen y alcance, sino que también dejó entrever la fragilidad y fortalezas de una sociedad en la que damos por sentada la conectividad. Es de reseñar la naturalidad y la falta de incidentes graves con la que transcurrió la jornada, a pesar de la incertidumbre y la falta de noticias contrastadas.
Actualmente, términos como apagón, radio, metro, Renfe, kit de supervivencia y Spain power outage se posicionan entre los más buscados por los usuarios. En este contexto, resulta inevitable que con este panorama no se vea afectada la actividad económica global del país y, de manera particular, las estrategias de presencia online de empresas, así como la experiencia digital de los consumidores.
Aunque es muy pronto para cuantificar con precisión las pérdidas generadas por más de ocho horas de desconexión para más de 50 millones de personas, las primeras estimaciones apuntan a un impacto significativo, acentuado en el sector publicitario digital. La interrupción abrupta de la afluencia de usuarios en la red afectó a las campañas de plataformas como DV360, redes sociales, search, entre otras, provocando la suspensión de la principal vía de contacto entre las marcas y sus audiencias. Las métricas habituales como impresiones, clics, visitas,conversiones no han sufrido cambios muy significativos ya que, durante las horas iniciales del día, hasta aproximadamente las 12.30 p.m, el tráfico y funcionamiento fue normal. Sin embargo, a partir de ese momento se registró una caída pronunciada que afectó a indicadores clave como visitas, sesiones y pedidos, con una disminución superior al 50%. Durante las horas finales del día, la cantidad de usuarios conectados hizo que las sesiones, impresiones, y demás métricas triplicaran los valores normales de otro día cualquiera a esas horas. Mientras que la geolocalización, herramienta esencial para la publicidad hipersegmentada, quedó inutilizada durante casi toda la jornada. El escenario inicial es, sin duda, de pérdidas cuantiosas.
La publicidad programática, con su dependencia de la inmediatez y la disponibilidad constante de inventario y datos de usuario, se vio paralizada. La capacidad de impactar al público objetivo en el momento justo se desvaneció por completo. Las empresas de retail fueron las más afectadas, con una caída de más del 50 % en sus pedidos durante varias horas, sin margen para reaccionar.
¿Y ahora qué?
Ante este panorama, la reacción inmediata tras el restablecimiento del servicio se centra en una revisión exhaustiva. Nuestra recomendación principal es extraer informes y analizar los datos para comprender la magnitud real del impacto en cada campaña. Dentro de este nuevo escenario recomendamos adaptar el contenido a una nueva realidad, marcada por la incertidumbre y la potencial cautela de los consumidores.
Las estrategias de presencia digital post-apagón también se bifurcan. Mientras algunos anunciantes podrían optar por un aumento de presupuesto para intentar compensar las pérdidas del día anterior, buscando una rápida recuperación de la visibilidad y las conversiones, otros podrían adoptar una postura más conservadora, paralizando campañas hasta que la situación se normalice y los precios del inventario publicitario se ajusten a la nueva demanda.
Lejos de ser un síntoma de fragilidad del sector, este episodio debemos interpretarlo como una prueba de la resiliencia del mundo digital. Una vez restablecida la conexión, la capacidad de reactivación y adaptación del sector fue inmediata. Este evento nos obliga a considerar la diversificación de nuestros canales de marketing sin olvidar la complementariedad entre el mundo online y offline, para así, enriquecer nuestras estrategias de comunicación.